«Yo, que me figuraba el paraíso / bajo la especie de una biblioteca»: ningún lugar más adecuado que una biblioteca para nombrar a Borges; no hay ámbito que le sea más propio. Nombrar a Borges, con todo, ¿es nombrar a un individuo? Es, en todo caso, nombrar un destino: antes de escribir una línea —nos dice— «supe que mi destino sería literario».
Todos los escritores tendemos a ser Borges. Entiéndaseme: todos aquellos que, al escribir, pensamos antes que nada en la literatura. Por imperfecta aproximación, todos, en efecto, tendemos a que el nuestro sea «un destino literario». La página en blanco que imantó a Mallarmé —aquel «papel vacío que lo blanco defiende»— es, probablemente, esa misma «página que no sea solamente un borrador» que, según anécdota conocida, dijo Borges que estaba tratando de escribir cuando en una calle de Buenos Aires se le preguntó por su actividad, y es también…
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